Cruceros desde Sevilla

Considerada la catedral gótica más grande del mundo. Está compuesta por siete naves y la torre de 101m. Es visita obligada en Sevilla a tratarse del monumento más representativo. Esta maravilla arquitectónica de finales del siglo XII, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987. Su estilo almohade mantiene la idea original basada en el uso de materiales como el ladrillo y la madera, dándole ese aspecto marrón típico del adobe. Tras el estado ruinoso de la mezquita inicial se empezó a construir lo que actualmente es la Catedral de Sevilla. Mandada levantar por el califa Yusuf mantiene semejanzas con la de Córdoba y Marrakech. A lo largo de la historia se han ido añadiendo nuevos elementos dentro de la catedral como la Sacristía de los Cálices y las Capillas de los Alabastros, aunque las zonas más privilegiadas son el Patio de los Naranjos y la Puerta del Perdón, y la estatua en cobre del Giradillo en todo lo alto.

Se comenzó la construcción en el siglo I pero a lo largo de su historia se han ido incorporando elementos arquitectónicos diferentes al proyecto inicial. Es un conjunto de arte islámico que con el tiempo ha incorporado rasgos mudéjares, renacentistas, góticos y barrocos. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1987, el Real Alcázar de Sevilla consta de varias partes en su edificación. La Puerta del León destaca en la muralla exterior, que acompaña a la Sala de Justicia del siglo XIV y Patio del Yeso del siglo XII; el Patio de Montería, el Cuarto del Almirante y Casa de Contratación del siglo XVI, utilizados como sede para reuniones que afianzarán institucionalmente las relaciones con Latinoamérica; el Patio del Crucero, una sección ajardinada de estilo almohade y reconvertido a gótico; y, por último, el Palacio Mudéjar o de Pedro I. Como dato relevante, cabe destacar que en sus dependencias nació en 1478 el segundo hijo de los Reyes Católicos. Entre tanto edificio, existe un oasis verde gracias a sus impresionantes 9 jardines, que se reúnen junto al gran Estanque de Mercurio.

¿Es de oro? No. En realidad se identifica así por el brillo que destellaban sus muros. Es una de las construcciones más representativas de Sevilla y que dota de carácter a la ribera del río Guadalquivir. Al igual que otras construcciones de la ciudad hispalense, mantiene un estilo almohade. Se sabe que el comienzo de su construcción fue en el siglo XIII, pero se desconoce al autor original. La intención era crear un edificio que permitiera defender la ciudad de las invasiones cristianas, las cuáles se produjeron a cargo del almirante burgalés Ramón de Bonifaz. Es original por su forma de base dodecagonal. Se divide en tres partes: el cuerpo inferior con una altura 20m y forma de doce lados, el segundo cuerpo dodecagonal más pequeño y 8,5m, y la base circular rematada por un cúpula semicircular. Ha sido restaurada en bastantes ocasiones durante el siglo XX para mantener su estado glorioso. Desde 1944 guarda en su interior el Museo Naval con más de 400 piezas.

Se trata de un enclave muy destacado dentro de la ciudad de Sevilla que se encuentra situado junto al parque de María Luisa. Destacó por ser el mayor edificio en la Exposición Iberoamericana de 1929. No se la conoce un estilo arquitectónico concreto. Fue proyectada por el arquitecto sevillano Aníbal Gonzáles Álvares-Ossorio a finales del siglo XIX y finalizada en el primer tercio del siglo XX. Esta edificación está dominada por una plaza de forma semielíptica de 200m de diámetro, enmarcada en espacio global 50.000m2, entre los cuales pasa un canal de agua de la misma forma semielíptica. Utilizada como set de rodaje para numerosas películas, simboliza la unión entre España y las colonias latinoamericanas. Lo más destacado en su parte exterior son las torres Norte y Sur, la decoración con azulejos coloridos y los 48 bustos de personajes insignes, y los 4 puentes que cruzan el sensacional canal de 500m.

Sus 34 hectáreas catalogadas como Bien de Interés Cultural convierten a este parque en uno de los paisajes verdes por excelencia de Sevilla. Está situado justo al lado de la Plaza de España y fue una donación de la infanta María Luisa de Borbón a la ciudad a finales de siglo XIX. Su diseño y planificación fue comandada en 1912 por Jean-Claude Nicolás Forestier, afamado paisajista francés que fue capaz de convertir este lugar en un rincón romántico, fresco, alegre, salvaje y desordenado dentro de Sevilla. Estos jardines fueron diseñados principalmente para la Exposición Iberoamericana del año 1929 aunque fue inaugurado en el año 1914. Se caracteriza porque no se rige por una simetría en el diseño, en el que sobresalen elementos como la cascada Monte Gurugú, el Jardín de los Leones, el Museo Arqueológico o el Pabellón Real.