Cruceros desde San Petersburgo

La gran riqueza monumental de San Petersburgo queda manifestada en la obra más sublime que hay a orillas del Neva: el Museo del Hermitage. Con 550m de frente, incluye varios edificios: Palacio de Invierno, Pequeño Hermitage, Gran Hermitage y Teatro. Fue construido en el siglo XVIII y XIX y su popularidad se extendió cuando la emperatriz Catalina La Grande decidió instalarse en el Palacio de Invierno en 1764 y comenzó a aumentar su colección de arte. Hoy sus cientos de habitaciones albergan casi 3 millones de obras desde la época greco-romana hasta la actualidad como Picasso, aunque sólo están expuestas parte de ellas y algunas están prestadas a museos extranjeros. Asediado durante la Segunda Guerra Mundial, el museo tuvo que expatriar casi toda su colección a los Montes Urales, zona inhóspita de difícil acceso para las tropas invasoras. Hoy en día, es uno de los museos más importantes del mundo y visita obligada en San Petersburgo.

Es la belleza en su máxima expresión. Conocido con el sobrenombre del “Versalles de Rusia”, el Palacio de Peterhof se encuentra a 30km del centro histórico de San Petersburgo. Con más de 100 hectáreas, su interior alberga 6 palacios, 9 jardines, 20 fuentes y 2 cascadas, donde destaca la Cascada “Montaña de Oro” o Gran Cascada junto a la Fuente de Sansón, que deja un canal de agua de 600m que llega hasta puerto privado donde está el Museo Marítimo. Esta es la zona más espectacular del Palacio de Peterhof, junto al Jardín Superior donde brilla en el centro la Fuente de Neptuno. Hasta los inicios del siglo XX fue la residencia oficial de los zares rusos. Su gran magnitud le ha valido ser inscrita como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Parte de la geografía rusa viene adornada con iglesias de este estilo que mezcla varias corrientes donde brillan las formas asimétricas con muchas cúpulas pequeñas muy adornadas y esmaltes de muchos colores. La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada es la más célebre de todo San Petersburgo. Terminada en 1907, la mandó levantar Alejandro III como homenaje a su padre, el gran zar Alejandro III, que fue asesinado a orillas del canal Griboyedova. Su interior es una obra de arte forjada con 600 mosaicos dorados y una cúpula superior donde reina el Cristo Pantocrátor, que tardó más de 24 años en terminarse. El paso por la ciudad rusa obliga a hacer una parada merecida para ver esta delicia arquitectónica.

La Fortaleza San Pedro y San Pablo reside en la isla de Zayacky, lugar donde nació San Petersburgo en el año 1703. Actualmente conectada por dos puentes, tiene forma de hexágono con seis puntas de flecha. Estas seis puntas fueron realmente bastiones, construidos para tener cubiertas defensivamente todas las zonas de la fortaleza. En su interior se encuentran las criptas de los zares desde la época de Pedro I el Grande. Aunque también sirvió como prisión, en la actualidad sus muros guardan el Museo Nacional de Historia de San Petersburgo. Dentro la fortaleza destaca la Catedral de San Pedro y San Pablo y su torre campanario dorada de 122m.

Esta es una de las experiencias estelares de San Petersburgo. Se recorre parte del río Moika, el río Fontanka y el río Neva saliendo desde la Catedral de San Isaac. En esta ruta es posible contemplar la gran arquitectura soviética del centro histórico la vez que se reconocen algunos monumentos relevantes como el Hermitage, Palacio Stroganov, Museo Alexander Pushkin, Iglesia de la Sangre Derramada, Castillo de San Miguel, el Puente Troitskiy, cruzar la Avenida Nevsky. Una forma ideal de ver esos rincones maravillosos que no se pueden conocer a pie. Entre todos los puentes se encuentra la estatua más pequeña de San Petersburgo: Chizik-Pyzhik ¿Alguien será capaz de verla?

Es una de los espectáculos nocturnos más deseados que se realiza en horario nocturno entre las entre las 23h y 1h. Un juego de subidas y bajadas de los puentes móviles más famosos de la ciudad que cruzan el río Neva: puente Dvortsovi (isla de Vasilievski), puente Blagoveshenski, puente Troitsk, puente Potseluev, puente Panteleimonovsky, puente Egipcio, puente Bank, puente Lvinny y el puente Anichkov. Si el tiempo de la estancia lo permite, es una salida sensacional para conocer esta atmósfera nocturna.